¿Gatear? Esta graciosa manera de moverse nos parece de lo más normal... una etapa más en su desarrollo psicomotor. Y es verdad, aunque a medias: gatear requiere una gran coordinación de brazos y piernas, espíritu intrépido y ganas de conquistar el mundo. Y, además, tiene consecuencias a nivel motriz, intelectual y emocional. Además...
- Favorece el desarrollo de la musculatura: los brazos y las piernas se fortalecen, ya que al gatear se tonifican adecuadamente los músculos que más adelante permitirán que el niño mantenga la columna perfectamente recta cuando esté maduro para poder ponerse de pie.
- Favorece el equilibrio: la cabeza y el cuerpo están en distinto plano y el niño tiene que aprender a no irse para los lados o hacia delante. Tiene que mantenerse estable sobre cuatro apoyos, para después hacerlo sobre dos.
- Favorece la "conquista" del entorno (calcular distancias): el bebé que gatea está obligado a calcular las distancias para no chocar con una pared o una puerta, ya que la cabeza va siempre por delante cuando está gateando.
- Favorece sus cualidades táctiles, olfativas y visuales: el bebé descubre por sí mismo su entorno, en el que hay muchas texturas, colores, olores... sus hemisferios cerebrales trabajan más duro y se conectan mejor.
- Favorece su inteligencia natural o aprendida: el bebé está listo para empezar a conocer el mundo exterior.